Secretos y leyendas de los portales de la Plaza de Armas del Cusco

Pocos cusqueños y aún menos visitantes conocen el verdadero nombre y la historia de cada uno de los portales que rodean la emblemática Plaza de Armas de Cusco. Estos pasajes, cargados de historia, susurros coloniales y leyendas andinas, guardan secretos en cada arco y muro de piedra. Lo que hoy parecen simples accesos comerciales, alguna vez fueron el corazón de mercados, prisiones, conventos y hasta de rituales secretos.

A continuación, compartimos una mirada diferente a estos portales, con sus nombres actuales, los que llevaban en la época virreinal, y algunos mitos o anécdotas que enriquecen su legado.

Lista de nombres antiguos y modernos de los portales cusqueños

Nombre actualNombre en la época colonial
1. Portal de CarnesPortal del Comisario de la Inquisición
2. Portal de HarinasPortal del Mármol de Carbajal
3. Portal de PanesPortal de Kasana
4. Portal de ConfituríaPortal de Fonderías
5. Portal de ComercioPortal de Ropavejeros
6. Portal de la CompañíaPortal de Sastres
7. Portal de CarrizosPortal de los Carrizos
8. Portal de Belén(Sin cambio registrado)

1. Portal de Carnes – El rincón de los juicios invisibles

Durante el virreinato, este portal era conocido como el del Comisario de la Inquisición. La historia cuenta que, en la época en que el Santo Oficio operaba en Cusco, algunos juicios secretos se realizaban muy cerca de este punto. Años más tarde, se convirtió en el centro de venta de carne, por lo cual pasó a llamarse Portal de Carnes. Dicen los antiguos que, en noches de luna llena, se escucha el sonido de cadenas y pasos, como si los inquisidores aún merodearan.

2. Portal de Harinas – De costales y susurros de Carbajal

Se dice que este portal fue el favorito de los panaderos de antaño. Allí se apilaban enormes sacos de harina contra las gruesas paredes coloniales. Su antiguo nombre, Mármol de Carbajal, hace alusión a un personaje español que, según la leyenda, habría escondido una piedra con propiedades mágicas en algún rincón del portal, la cual traía prosperidad a quien la encontrara. Hoy, el aroma a pan aún parece flotar en el aire.

3. Portal de Panes – Donde Pizarro alzó su voz

Construido sobre lo que fue el palacio del Inca Pachacútec, este portal guarda una historia vibrante. Francisco Pizarro lo tomó como bastión durante la conquista y lo usó como prisión para sus adversarios. Pero lo más recordado es el famoso altercado entre el español Benito Suárez de Carbajal y el fraile Orriamún, donde una bofetada resonó en la historia colonial. El hecho fue tan comentado que el lugar fue conocido como el Portal de la Bofetada durante generaciones.

4. Portal de Confituría – Entre dulces, humo y rezos

Este portal solía llamarse Portal de Fonderías, ya que en él se encontraban humildas cocinas donde se alimentaban los menos favorecidos. En el siglo XVIII, una mujer afrodescendiente conocida como María la Dulcera se instaló allí y comenzó a vender confites, turrones y caramelos artesanales. Su fama fue tal, que el lugar cambió de nombre a Portal de Confituría. Hoy aún se cuenta que en días festivos, se siente el olor a miel en el aire.

5. Portal de Comercio – Tiendas, trueques y tesoros

Antes de ser el bullicioso lugar de tiendas modernas, este portal albergó a comerciantes judíos y españoles que ofrecían telas, especias y objetos traídos de ultramar. Conocido en la colonia como el Portal de Ropavejeros, aquí se intercambiaban desde trajes de gala hasta baratijas encantadas. Algunas crónicas relatan que una túnica vendida aquí estaba “maldita” y traía mala suerte a su dueño. ¿Verdad o mito? Nadie lo sabe con certeza.

6. Portal de la Compañía – Los secretos bajo la bóveda

Originalmente llamado Portal de Sastres, este espacio cambió de nombre cuando se construyó la Iglesia de la Compañía de Jesús, un majestuoso templo dirigido por los arquitectos jesuitas Pietro y Ludovico Maieroni. Se rumorea que en la bóveda bajo el coro aún yace escondido un tesoro colonial, oculto por los jesuitas antes de su expulsión. Aunque nadie lo ha encontrado, algunos aseguran que las piedras del templo vibran si se les toca con fe.

7. Portal de Carrizos – El rincón de artesanos y coheteros

Este portal recibió su nombre por ser el lugar donde se almacenaban grandes cañas de carrizo y maguey, indispensables para la elaboración de fuegos artificiales y esculturas religiosas. Era un punto de reunión de artesanos, carpinteros y pirotécnicos, quienes entre risas, pólvora y chispeantes historias, tejían parte del alma festiva del Cusco.

8. Portal de Belén – El más sereno y enigmático

Aunque no cambió de nombre con el tiempo, este portal es uno de los más enigmáticos. Se dice que debe su nombre a una pequeña imagen de la Virgen de Belén que antiguamente adornaba una de sus esquinas. La leyenda cuenta que, durante una fuerte lluvia, la imagen habría llorado, deteniendo la tormenta. Desde entonces, es considerado por algunos como un lugar de protección y milagros silenciosos.

Un paseo entre portales y épocas

Hoy, los portales de la Plaza de Armas no solo forman parte del paisaje urbano cusqueño, sino que son testigos silentes del paso del tiempo. Cada uno de ellos guarda entre sus columnas historias de comerciantes, inquisidores, frailes, artesanos y cocineras, que convirtieron estos espacios en un legado vivo.

Así que la próxima vez que camines por la Plaza de Armas de Cusco, levanta la vista, observa los arcos y escucha con atención… Puede que alguna historia antigua esté esperando por ti.

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