La ciudad del Cusco, antigua capital del imperio incaico y declarada Patrimonio de la Humanidad, es mucho más que Machu Picchu. Caminar por sus calles es retroceder en el tiempo y conectar con siglos de historia, cultura y tradición. Muchas de estas vías fueron trazadas por los mismos incas, otras surgieron en la época colonial, y todas tienen una historia que contar.
A continuación, te presentamos un recorrido imperdible por 10 calles emblemáticas de Cusco, donde cada piedra y rincón guarda un relato fascinante.
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1. Calle Loreto
La calle Loreto, también conocida como Intik’ijllu (calle del sol), es uno de los pasajes más antiguos y simbólicos de la ciudad. Está flanqueada por impresionantes muros de piedra inca que pertenecieron al palacio Amaru Kancha, residencia del inca Huayna Cápac. También albergó el Acllahuasi, donde vivían las vírgenes del sol.
En la época colonial se construyó en su extremo la Capilla de Nuestra Señora de Loreto, de la cual proviene su nombre actual. Hoy, esta calle peatonal es un lugar donde artesanos exponen sus obras, rodeado de arquitectura incaica inalterada.
¿Cómo llegar? Desde la Plaza de Armas, caminando hacia la iglesia de la Compañía de Jesús.
Qué ver cerca: Iglesia de la Compañía, ferias artesanales, palacios incas.
2. Calle Resbalosa
La calle Resbalosa es una de las cuestas más empinadas del Cusco. Su nombre describe perfectamente su condición: un camino adoquinado que en días de lluvia puede ser difícil de transitar. En tiempos incaicos se llamaba Sikitakana, que en quechua significa «te golpeas el trasero», haciendo alusión a su inclinación.
Esta calle conecta el centro histórico con el mirador de San Cristóbal y permite llegar caminando hasta Sacsayhuaman. Hoy, es una vía tranquila, ideal para hospedajes boutique, cafés escondidos y fotografías panorámicas.
¿Cómo llegar? Desde la Plaza de Armas, toma la calle Suecia y luego gira hacia la derecha.
Qué ver cerca: Mirador de San Cristóbal, hoteles, restaurantes.
3. Calle Siete Culebras
La calle Siete Culebras recibe su nombre por los relieves de siete serpientes talladas en un muro de piedra que data de tiempos incas. Este pasaje conecta la Plazoleta de las Nazarenas con la calle Choquechaka y se encuentra flanqueado por edificaciones coloniales como el monasterio de Las Nazarenas y la iglesia San Antonio Abad, hoy transformados en hoteles de lujo.
Originalmente, esta calle se conocía como Amaru Ccata, que significa “catorce culebras”, debido a que hay siete serpientes a cada lado del muro. Caminar por ella es adentrarse en un espacio místico, donde el simbolismo ancestral se entrelaza con la arquitectura virreinal.
¿Cómo llegar? Subiendo por la cuesta del Almirante desde la Plaza de Armas.
Qué ver cerca: Hoteles de lujo, galerías de arte, plazoleta Las Nazarenas.
4. Calle del Marqués
Ubicada a pocos pasos de la Plaza de Armas, la Calle del Marqués tiene un origen inca y fue parte de la red vial que conectaba Cusco con el sur del Tahuantinsuyo. Durante la colonia, esta vía fue transformada con casonas señoriales, entre ellas la del marqués Diego de Esquivel, de quien toma su nombre.
En el siglo XX, la calle fue hogar del ilustre historiador Luis E. Valcárcel y del célebre fotógrafo Martín Chambi. Hoy es una calle muy transitada, repleta de tiendas, bancos y servicios turísticos.
¿Cómo llegar? Desde la Plaza de Armas, sigue la calle Mantas.
Qué ver cerca: Iglesia de La Merced, Escuela de Bellas Artes, Plaza San Francisco.
5. Cuesta del Almirante
Esta calle conecta la Plaza de Armas con la plazoleta de las Nazarenas y destaca por su historia densa y variada. En época inca fue lugar del palacio de Huáscar, y durante la colonia albergó la Casa del Almirante, que más tarde sirvió como sede del gobierno republicano.
Allí vivió el almirante Francisco Alderete Maldonado, y actualmente la casa alberga el prestigioso Museo Inca, parte de la Universidad Nacional de San Antonio Abad.
¿Cómo llegar? A la izquierda de la Catedral de Cusco.
Qué ver cerca: Museo Inca, plazoleta de Las Nazarenas, calle Siete Culebras.
6. Calle Hatun Rumiyoc
Quizá la calle más famosa del Cusco, Hatun Rumiyoc, es mundialmente conocida por la Piedra de los 12 ángulos, una muestra insuperable de la ingeniería inca. Esta vía fue parte del palacio del inca Roca, y hasta hoy conserva sus impresionantes muros ciclópeos.
Es un punto obligado para todo visitante y está repleta de tiendas de artesanía, joyerías, y actividades culturales. Es un ejemplo perfecto de cómo el pasado y el presente conviven en la capital incaica.
¿Cómo llegar? Desde la Plaza de Armas, por la calle Triunfo.
Qué ver cerca: Piedra de los 12 ángulos, Palacio Arzobispal, tiendas artesanales.
7. Calle Siete Angelitos
Situada en el barrio de San Blas, la calle Siete Angelitos recibe su nombre por una pintura mural de siete ángeles en una antigua casona que perteneció al religioso Blas de Bobadilla. Se dice que fue creada en respuesta simbólica a la calle Siete Diablitos, muy cercana a esta.
La calle hoy está rodeada de bares acogedores, hospedajes con encanto y pequeñas galerías de arte. Es perfecta para perderse en una caminata tranquila y reflexiva por el barrio más bohemio de Cusco.
¿Cómo llegar? Desde la calle Choquechaka, subiendo hacia Carmen Alto.
Qué ver cerca: Plaza de San Blas, tiendas de arte, cafés.
8. Calle Siete Diablitos
Vecina de la anterior, la calle Siete Diablitos destaca por su nombre curioso y su historia pintoresca. Según la tradición oral, era un sitio de encuentro para parejas jóvenes, y debido a los embarazos no deseados que allí ocurrieron, se la comenzó a llamar «calle maldita».
Pese a su nombre, es una calle apacible, decorada con arte urbano y rodeada de vida cultural. Como muchas calles cusqueñas, mantiene su trazo angosto y su esencia patrimonial.
¿Cómo llegar? Desde Choquechaka, por la calle Atoqsayk’uchi.
Qué ver cerca: Plaza San Blas, talleres artesanales, restaurantes.
9. Cuesta de San Blas
La cuesta de San Blas conecta el centro con uno de los barrios más tradicionales y encantadores de la ciudad. Su trazado data de la época inca y conduce hacia la iglesia de San Blas, antigua huaca dedicada a Illapa, el dios del trueno.
El ascenso, aunque exigente, ofrece vistas espectaculares de Cusco y una experiencia inmersiva entre tiendas artesanales, músicos callejeros y arquitectura virreinal.
¿Cómo llegar? Por la calle Triunfo y Hatun Rumiyoc.
Qué ver cerca: Plaza e iglesia de San Blas, talleres de arte y cafés.
10. Cuesta de la Amargura
Esta emblemática calle empedrada tiene un pasado triste pero significativo. Durante la colonia, por ella descendían enormes bloques de piedra desde Sacsayhuaman para la construcción de la Catedral del Cusco. Se dice que muchos trabajadores indígenas murieron aplastados durante el proceso, de ahí su nombre.
Hoy, la Cuesta de la Amargura es un paso importante hacia el sitio arqueológico de Sacsayhuaman, especialmente durante el Inti Raymi, cuando multitudes la recorren para asistir a esta ceremonia ancestral.
¿Cómo llegar? Por la calle Tecsecocha, en la parte alta del centro.
Qué ver cerca: Sacsayhuaman, mirador de San Cristóbal, talleres artesanales.